sábado, 29 de mayo de 2010

LOS GATOS DEL CAMPO DEL SUR






El Campo del Sur, para los que no seáis de Cádiz, es una especie de paseo marítimo que discurre desde la entrada de la ciudad vieja hasta la playa de la Caleta, esa que provoca tantos desgarros, quejidos y golpes de pecho en los humanos gaditanos en Carnaval. Es por allí por donde me saca a pasear JM, y quiero contaros algo sobre algunos de sus más curiosos habitantes: los gatos. Éstos viven entre los bloques de hormigón que colocan los humanos para proteger las murallas de los embates oceánicos. Su fuente de alimentación me resulta un misterio, pues no pescan con caña como muchos humanos que se tiran allí las horas muertas, ni me los imagino zambulléndose en al agua como veo hacer a las gaviotas. En mis paseos veo a veces a algunas humanas que dejan restos de comida sobre el pretil de las murallas, y a alguna de ellas la he contemplado, incluso, espantando con un trapo a las gaviotas que acudían al festín. Hay algún minimo que cruza la carretera y se pone todo quieto a esperar bajo un balcón, del que barrunto que alguna vez le han tirado algún bocado.
Me dan un poco de pena estos gatitos, no porque me resulten especialmente simpáticos, sino por su aspecto enfermizo y erizado. Alguno parece como si hubiera metido una patita en un enchufe y se hubiera chamuscado. Desde luego no es un lugar muy acogedor aquel en que viven, y a muchos los veo entrar y salir de debajo de los coches aparcados, tan rápido que no me da tiempo de decirles ni 'guau' cuando pasan raudos a mi lado. Creo que hacen esto por prevención frente a los humanos niños, que pueden ser particularmente salvajes con los pobres animalitos.
Otro día os hablaré de los gatos del parque Genovés, que son como los parientes ricos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

TELEBASURA



Desde mi mismidad perruna quiero solidarizarme también con lo que contaba Paco Gómez Escribano en una de sus recientes entradas. Él tuvo que soportar a tres señoras en un parque armadas con un "Hola"; yo tengo que soportar eso que llaman la "telebasura" siempre que estoy en casa de V., lo que me parece peor. Ella pone desde la mañana hasta la noche este tipo de programas (que me dejan en el estado que veis), donde algunos humanos se atacan de un modo tal, que las peleas de mis congéneres hacen pensar en las conversaciones oxonienses que sostenían C. S. Lewis y Tolkien. Esa violencia gratuita se le contagia a veces a V., quien, a mi lado en el sofá, se pone también a increpar a algunas de estas humanas que salen en la tele, a las que llama "pelandruscas". En fin, algo tremendamente fastidioso que tengo que soportar si quiero estar en el sofá, claro. En enero pasado JM llevó a L. y a V. a Toledo, y ésta contaba que en la estación de Atocha vieron a la tal Belén Esteban; ella la llamó por su nombre, y ésta volvió la cara, y su coleta, antes de meterse en un taxi.
A JM no le gusta esta tele, y cuando alguna vez L. pone estos programas "para desconectar" como dice ella, él se va a otro cuarto, donde se tumba en la cama y se pone a leer y escuchar música. Yo, por supuesto, hago el esfuerzo de acompañarle y tumbarme junto a él ¡Ya veis los sacrificios que hacemos las perritas por nuestros amos!

domingo, 23 de mayo de 2010

PELIGRO: ANIMALES ANTEDILUVIANOS






Hoy tengo la barriguita un poco suelta, y no sé si atribuirlo en parte a lo que he visto esta mañana en el paseo que me dió JM. Me acercó hasta la Plaza de la Catedral, y allí ví algo que me pasmó de espanto: había plantados en mitad del lugar unos animales de aspecto terrorífico y actitud hierática. Un señor que estaba por allí con aspecto de entendido dijo que eran "animales antediluvianos". O sea, pensé, de anteayer, pues este invierno me he hartado de oír a los humanos de aquí que en Cádiz ha caído un verdadero diluvio. Para no pecar de ingenua, como me pasó con la historia de la caseta del perro en Bilbao que os conté hace unos días, imaginé que estos animales eran de mentira, aunque su aspecto feroz, y el hecho de que les hubieran puesto una valla alrededor me hizo albergar mis dudas, así que no les dije ni 'guau', y me mantuve alejada cuanto pude, no fueran a ser como los cocodrilos que se están inmóviles hasta que se acerca su presa, y entonces... ¡zas! ¡al buche! Espero que se los lleven pronto de ahí. Bueno, os dejo ya, que la barriguita me está haciendo 'glu, glu'.

miércoles, 19 de mayo de 2010

EL CLAN DE LA BATA



Tumbada hace unos días sobre una bata de JM, pensaba en lo que he llegado a llamar el clan de la ídem. Se trata de unas señoras mayores que suelen sacar a pasear sus perros a la misma hora que lo hace muchas veces JM, y tienen en común que suelen ir todas vestidas con esta prenda doméstica. No sé si es por comodidad o por lo tardío de la hora, que estas señoras se echan ya de anochecida a la calle con sus batas y babuchas junto con sus mascotas. Aparte de su atavío, como si olvidaran la diferencia que hay entre la casa y la calle, me llama mucha la atención que algunas tengan hasta dos perros en lugar de uno ¿Será esto porque quieren mucho a los perros, o por marcar su status socio-económico (palabreja que he aprendido últimamente)? No creo que sea lo segundo, pues entonces no creo que salieran a la calle en bata de guatiné ("quítate la bata de guata barata", decía una canción de Kiko Veneno que canturrea JM). A algunos perros los sacan estas señoras tan apurados que se hacen pipi en la misma puerta de las fincas, lo que no me parece muy bien.
Es curioso también el sistema de correaje que emplean estas humanas. Algunas llevan una correa única de la que salen por el centro sendas cadenas para sus chuchos; otras llevan dos correas en la misma mano, y a alguna otra la he visto con dos correas tirando de sus perros como un auriga de la antigua Roma. En fin, he visto incluso a un joven humano montado en bicicleta, y tirando con una mano de la correa de su perro que corría detrás; y digo yo, ¿no podría irse él solito a correr en bicicleta y dejar al pobre perrito en paz? Guau.

sábado, 15 de mayo de 2010

LA CASETA DEL PERRO






JM tiene muy buenos amigos en Bilbao, y va allí con cierta frecuencia. Una de las veces se trajo a la vuelta fotos, y le decía a L. que al edificio que se ve en una de ellas lo llaman los bilbaínos "la caseta del perro". Por más que la miraba yo, había dos cosas en la foto que no acababa de entender. La primera era el perro, un perro gigantesco, como si Gargantúa fuera vasco-francés, y se hubiera mudado cabe la ría; aparte de eso, su pelaje y peinado no le favorece nada, la verdad, y parece que estuviera sarnoso, lo que en un perro tan desmedido resulta doblemente feo. Lo del tamaño del perro lo pude aceptar porque JM decía que en Bilbao tienen fama de hacerlo todo a lo grande, y además la caseta está en pleno centro de Bilbao, como se dice en los chistes que los amigos bilbaínos de JM le contaban. Así que, vale (sólamente compadezco a los gatos).
La segunda cosa que me chocaba era eso mismo, la caseta. Es un poco rara como caseta ¿no? ¿dónde está la entrada por ejemplo?¿No resultará fría en invierno con ese aspecto de hojalata? No tengo mucha experiencia en el tema, pues nunca he tenido nada parecido, sólo una especie de nido cuando era pequeñita. Me dan mucha pena esos congéneres que viven en casetas y atados con una cadena como ha visto en sus viajes JM: es como un humano que estuviera en Alcatraz, o incluso peor. Otro humano, conocido de JM, al tener niños, dejó al perro fuera de la casa dentro de una caseta; daba pena oírlo aullar al pobrecillo...
aunque te da que pensar si, pasado el tiempo, no lo hacen tanto por los niños como para que no les llene de pelos su chalet nuevecito... En fin, como nada de esto me convencía, me puse a trastear en Internet, y descubrí que la caseta es en realidad ¡un importante museo de arte contemporáneo llamado Guggenheim! (bueno ya sé una palabra en vascuence), y que el perro es de pega... ¿os lo habríais imaginado? Admitiendo todo esto, persiste en mí una duda, ¿para qué ponen un perro de mentira delante de un museo tan guay? Pero pedirle sentido a las acciones de los humanos es mucho pedir incluso para mí... Guau.

miércoles, 12 de mayo de 2010

SOY UNA PERRA




Veo últimamente a mi amo enfrascado en la crítica literaria. El otro día estaba leyendo muy interesado una revista literaria (ABCD), me puse entonces sobre su regazo, y me llamó mucho la atención la reseña que estaba leyendo sobre un libro. El título ya me resultó chocante: Soy un gato. Es una novela atribuida a un escritor japonés llamado Natsume Soseki, profesor de literatura inglesa, que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX. El narrador es el gato del propio autor, quien describe con ironía e ingenio a los humanos que le rodean, al mismo tiempo que cuenta sus propias aventuras gatunas. Al finalizar su reseña de lo que consideraba una obra maestra del humor, el crítico señalaba que le parecía increíble que no se hubieran escrito ni se escribieran más novelas desde la perspectiva de un animal doméstico. Quizás debería invitarlo a mi blog...

Dije arriba novela "atribuida" con toda la intención, pues si yo, una perra, estoy escribiendo un blog, no veo por qué, digamos, el gato del tal japonés no pudiera escribir esa novela, y luego su amo se la atribuyera. Me parece que escribir en esas lenguas orientales no debe ser muy difícil de hacer con las uñas, pues emplean signos que me parecen arañazos de gato. Dejo, pues, esta reflexión en el aire. Vi a JM muy interesado en el libro, así que si se lo compra en la feria del libro, no me separaré de su lado (si ya me separara algo), y os iré contando. Y no lo olvidéis: Soy una perra. Guau.

sábado, 8 de mayo de 2010

CRÓNICAS VETERINARIAS (III)






Ayer me llevó nuevamente JM a la clínica veterinaria. Intentaron darme coba antes JM y V., pero algo me estaba oliendo. Estábamos todos en casa de V., ellos en el sofá, y yo bajo la mesa, y empezaron a llamarme con un tonillo medio de guasa, medio de orden. Me acerqué pero ví que no estaban en la posición normal que se adopta en el sofá, es decir, repantingados, sino sentados los dos en el borde, como el que está a punto de irse. Me paré en seco, y me los quedé mirando. V. mascullaba: "¡Qué sabe esta perra!"; ésta fue entonces a buscar un trozo de salchilla, que sabe que me pierden, y me acerqué, tonta de mí, al sofa, donde, tras comerme la golosina, me agarró con suavidad JM. En menos que ladra un galgo, me encontré nuevamente metida en un taxi. Ésta vez hubo menos suerte con los taxistas, pues éste que nos llevó parecía mudo, ¡y ni siquiera me echó una ojeada! A lo mejor es que está sólo acostumbrado a llevar a los caniches de Paris Hilton, y a mí me veía poca cosa... Quizás contribuía a su mutismo una bebida que llevaba junto al asiento y que se llamaba "Cruzcampo". Sea como sea, llegamos a la clínica veterinaria, yo, temblando por el camino (con los nervios le dejé un par de gotitas en los pantalones a JM, espero que no se diera cuenta); pero al llegar allí tuve una gratísima sorpresa: Salía en ese momento con su perrito blanco (que es como una mitad de mí) ¡la señora que estaba llorando desconsoladamente la última vez que estuve! ¡Qué alegría!¡Parece que han servido las oraciones de JM!
Apenas había gente en la consulta, y entramos rápidamente. La veterinaria me examinó, dijo que estaba mucho mejor, y me pesó: 4 Kgs. y medio, que es, según ella, un peso ideal. Luego dijo que poniéndome regularmente las pipetas antiparasitarias todo iría bien, eso, y que me dieran un beso de buenas noches de su parte. Eso me hubiera alegrado más, si no lo hubiera dicho con la jeringuilla en la mano... Gemí un poco "preventivamente", pero no quería enfadar a JM, así que me callé...
A la vuelta pillamos otro taxista antipático, que dijo a JM nada más entrar: "Yo conque no ponga al perro encima de los asientos, va bien". JM le respondió que siempre me llevaba sobre sus rodillas. Así que al salir del taxi, le ladré un par de veces, por "malaje". Guau.

miércoles, 5 de mayo de 2010

EL OJO DEL AMO ENGORDA... A LA PERRA









Esto es lo que los humanos llaman un refrán, o frase que recoge una sabiduría o enseñanza. Aparentemente, es así, aunque hay cosas que no me cuadran. Yo me pongo a mirar fijamente a JM para atraer su atención y que me mire, pero no me siento así saciada (a menos, claro está, que me dé alguna cosita si está comiendo).
Me sé otros: "A perro flaco, todo son pulgas", lo que al parecer quiere decir que al humano que le salen pulgas como a nosotros los canes es que porque está a régimen... "Muerto el perro, se acabó la rabia", refrán que no me gusta, pues no sé qué culpa tendrá el pobre perrito... "Llevarse como el perro y el gato", éste lo entiendo bien (un día hablaré de los gatos que conozco, pero puedo adelantar que me parece gente poco de fiar); "es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer", tampoco estoy de acuerdo con esto, aunque no sé de ningún hortelano, ya que yo como sin problemas cuando los demás lo hacen (ciertamente, soy capaz de estar varias horas sobre una barrita de esas limpiadentes, y gruño si alguien se me acerca, pero eso es distinto, son manías mías); "perro ladrador, poco mordedor", aquí no sé qué decir, pues si me soltaran la cuerda, aparte de ladrar, ignoro lo que haría.
El que más me gusta es ese de "atar los perros con longanizas", que debe ser una cosa muy rica, y que yo me comería en un decir guau;, y el más raro que he oído es esa expresión de que, haciendo algo así o asao, "se va a cagar la perra". Pero, bueno, ¿por qué? ¿por qué tengo que hacerme encima mis cositas por algo que hagan mis dueños? Menos mal que no le he escuchado eso nunca a mis amos, que si no... Guau.

sábado, 1 de mayo de 2010

TRISTEZA






Hay momentos en que me encuentro triste y confundida. A veces no entiendo a los humanos. Por ejemplo, sé que L. me quiere mucho, pero me dice cosas que me desconciertan. Una ocasión en que estaba yo comiendo, y ella se me acercó, yo gruñía y le movía el rabo al mismo tiempo, y ella le dijo a JM: "esta perra tiene un conflicto interior, pues se cree una persona; y la culpa es tuya pues la tratas como tal". JM se sonreía, lo que tampoco entiendo. ¡Ya sé que no soy una persona!¡y menos mal, con lo complicadas que son! Otras veces, cuando me ve tirada en el sofa dice: "la Quequi no lleva vida de perra, sino de persona" ¡Y dale con lo mismo!¡Qué querrá, llevarme a la oficina para que la ayude con el ordenador, y criticarme, quizás, delante de sus compañeras diciendo que trabajo poco! JM probablemente recordaría que "persona" viene del griego antiguo, y significa "máscara", pero yo no soy así, no digo lo contrario de lo que pienso, como hacen los humanos. V., la madre de JM, también me riñe en ocasiones y me dice que está harta de mí, y que me va a abrir la puerta de la calle, pero por el tono sé que bromea. ¿Estará L. haciendo eso que se llama ironía? ¡Todo es tan complicado! Tengo mucho que aprender todavía.
Afortunadamente, estos ratitos me duran poco, y, como dice mi amiga Olimpia en el libro de su ama, Aurora Pimentel: "Ningún animal se despierta triste".
Besitos.