domingo, 24 de agosto de 2014

COMER EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA


JM ha vuelto de Sanlúcar, y como siempre, he aguzado el oído cuando se ha puesto a hablar de comida. Por lo visto, ahí se come bien, partout, ubique, dondequiera. Tal que todo quisque, intentó coger mesa en el famoso Balbino, para lo que madrugó cantidad. Cuando llegó allí a la hora casi de desayunar, y quedaba una sola mesa, se sorprendió al ver que ponía "autoservicio" en la puerta, entre dos fornidos y bronceados camareros. Al parecer, JM tenía que levantarse cada vez que quisiera algo, hacer cola delante de las estrechas barras, y pedir y esperar allí a que le sirvieran. No se lo dijeran, pues entonces se mosqueó, y se fue, diciendo que eso no era autoservicio, sino ahorro en camareros, que el autoservicio es poner los productos a la vista del cliente para que éste se sirva, y pague, y bla bla bla de otra parrafada de las suyas con las que le dio la tarde a L. Lo que no le falló fue "El Gallego" en el Barrio Alto, junto al palacio ducal, conocido en el lugar como "el exagerado" por el concepto pantagruélico de los platos; excelente comida casera, en suma, a muy buen precio, de modo que comieron en dos ocasiones lo mismo que en Bajo de Guía por el mismo precio. Tortillitas de camarones, croquetas de rabo de toro, un plato de garbanzos con choco, que casi le pone de rodillas delante del camarero en bochornoso espectáculo, y un plato de jamón de dos o tres estratos, protofenicio y tardorromano al menos.



También alabó la taberna "La cigarrera" donde comió un excelente choco, y yo qué sé más, que siempre me quedo ¡a dos velas! Guau.

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