miércoles, 27 de febrero de 2013

SE ACABÓ EL CARNAVAL





Sí, queridas amigas y amigos, se acabó el carnaval, pero parece que se fue por todo lo alto, ya que en los últimos días se contó con la presencia nada menos que de la reina de Inglaterra, quien vino a poner una pica en el Palillero, (y donde la dejaron), izando la bandera de la Union Jack. Good bye, my friends, and see you next year! Guau.

domingo, 17 de febrero de 2013

ADIVINA QUIÉN VIENE... ESTE CARNAVAL

La casa de JM estaba en plena agitación; L andaba toda ajetreada arreglando la casa, y JM iba y venía trayendo mandados. Pleno carnaval. Se esperaba visita. ¿De quién? Por mucho que olfateaba, no tenía nada claro. Finalmente, atronó el timbre, y se abrió la puerta, para mi pasmo, aparecieron tres cocineros, vestidos como el famoso Chicote de la tele, seguidos de un séquito de admiradores, que parecían más sedientos que hambrientos, vistas las botellas que traían. Fueron sin más preámbulos, a la terraza, y allí en vez de ponerse a hacer una barbacoa (como a mí me hubiera gustado), se pusieron a cantar.



Al caérsele a uno el gorro, creí reconocer a un hermano de L., pero no me hagáis mucho caso.



Resulta que estos cocineros formaban una chirigota callejera, que a pesar de todo traían su carta, y que parecían muy limpios.





Parecían también admiradores de un chef, aunque no me suena de los programas de la tele.


En fin, la mesa de la terraza la llenaron de cosas para picar, y se trajeron la princess (esa sí que es buena y no la Letizia ni la Diana) para hacer filetitos a la plancha. Los cocineros, quizás prudentes, no hicieron comentarios sobre el servicio que quizás fue esmerado, pues no lo sé ya que me quitaron de enmedio entonces pues a una de las invitadas le daban miedo mis ladridos (¡pobrecita!). Es mi cruz... Guau.

domingo, 10 de febrero de 2013

(DES)EQUILIBRIOS CARNAVALESCOS


Ya ha vuelto el carnaval. JM está que se lo llevan los demonios: han pintado con spray los cajeros, e incluso el telefonillo del bloque. No sé, en verdad, por qué se enfada tanto en esta época, gustándole como le gustan los perros. Son, efectivamente, días en que muchos humanos actúan como mis congéneres: mean en la calle, corren, se olisquean unos a otros, entran en celo, emiten sonidos guturales... lo que sí es cierto que no hacemos los perros es vestirnos de algo que no somos, beber como cubas, y hacer el ridículo desgañitándonos por las esquinas como si tuviéramos gracia.... En fin, no todos los humanos pierden el oremus, y algunos conservan un sensato equilibrio y sentido de la mesura en medio de la barahúnda. Ejemplo de ello son estos dos bípedos implumes que me sorprendieron enormemente en mi paseíto al verlos de tal guisa sin perder la compostura; aunque di la vuelta en torno de ellos no pude descubrir como se sostenían así (pude haberle mordido los zancajos al de abajo, pero eso me pareció llevar demasiado lejos ya el espíritu científico). ¡Bravo por ellos! Guau.