domingo, 24 de junio de 2012

UNA INESPERADA VISITA


Vi esta mañana de pronto muy ajetreado a JM, hablando de alguien que iba a venir. Salía yo poco a poco de mi sopor, cuando éste me agarró y me metió en el cuartito a instigación de L. que decía que yo iba a ponerme a ladrar (no sé de dónde sacará esa peregrina idea). Escuché al poco que llegaban unos extraños, y que saludaban a JM y L. como si no los conocieran. Una señora que venía me escuchó arañar la puerta, y dijo que ella tenía dos perritos, y que no le importaba que yo estuviera allí (bien por ella), pidiéndoles que me dejaran salir. Corrí como una tromba hacia el salón, y allí me encontré con una señora, y dos guapas jóvenes norteamericanas, sus hijas, de las cuales una está estudiando en España, que resultaron ser familia lejana de JM, acompañados de P., tío materno de aquél. Éstas me hicieron muchos mimos, y hasta me hablaron en inglés, diciendo que yo era la reina de la casa. Por no dejar de estar en mi lugar, ladré un poquito nada más, aunque me cayeron muy bien, y espero que vuelvan pronto. See you soon! Guau.

domingo, 17 de junio de 2012

LA ESFINGE Y EL BOCADILLO

Me llevó V. a lavarme, y, yo, que creía que a la peluquera se le habían acabado todas las pasadas habidas y por haber, me veo que me encasquetan otra.

Está claro que no me libro. L., aparte de cocinarme de vez en cuando algún filetito de pollo, me ha regalado un nuevo juguete con forma de bocadillo (está muy atenta conmigo, se ve que le ha influido mi blog, y el que yo la haya convertido en una persona famosa). Así, que cojo éste y adopto una postura hierática y enigmática que ni la Esfinge de Tebas.

Pero por muchas adivinanzas que acierten, ¡no pienso dejarle a nadie mi bocadillo ni aunque sea de pega! Guau.

domingo, 10 de junio de 2012

EL BAILE DEL POLLITO

Había oído hablar del baile de San Vito, pero eso no es nada comparado con el meneo bailarín que me entró ayer cuando L. me acercó un platito con un filete de pollo que había hecho a la plancha para mí. Me salió toda una coreografía que podría patentar como "el baile del pollito". Primero, me puse a dos patas, y di una serie de pasos laterales, a izquierda a derecha,

balanceando las caderas al compás de los movimientos del platito. Luego di media vuelta completa, sin dejarme marear por el olor, que me hacía mover las patitas sin parar.

Hubiera seguido con el baile, pero entonces L. me dejó el platito en el suelo, y, bueno, ya sabéis, si queréis verme bailar... Lástima que JM no me grabara en vídeo, y me colgara en Youtube, sería ahora famosa, y me estarían atiborrando a... pollito. Guau.


domingo, 3 de junio de 2012

EL GATO DE LA PARADA


El gato está siempre en la parada del autobús cuando llega allí JM sobre las siete y media de la mañana. Tiene media pelambrera de un color cobrizo como si se le hubiera chamuscado, y permanece inmóvil o relamiéndose ajeno a la gente que pasa justo a su lado. No parece tener miedo, y alguien le deja comida y agua todos los días; aunque no es un gato doméstico, sino otro de los gatos que pueblan, sinuosos, el Campo del Sur. Se queda cabizbajo, atento tal vez a las palomas que pasean torpemente cerca de él, como si no le importara, tal que si les perdonara la vida, eximiéndose de su instinto de cazador, más cercano, en su quietud -y tal vez enfermedad-, a la contemplación conmiserativa de los afanes diarios,  incomprensibles para él, de los fugaces viajeros.