domingo, 26 de agosto de 2012

EL REGRESO


He vuelto; ya estaba cansada de descansar todo el día tirada en el suelo absorbiendo el fresquito de las baldosas, y con el fin de la ola de calor me he espabilado. Me ha dado tiempo de pasar hasta por la veterinaria, quien me ha pinchado para quitarme mi dermatitis (tengo que volver a visitarla el martes próximo,  ¡ay!), y me ha dicho que estoy más en forma, gracias a los paseítos con JM. Éste se quitó de enmedio unos días y se fue con L. a un lugar llamado Santander. Estoy buscando las fotos en su portátil a ver si encuentro alguna imagen que pueda interesarme (sobre todo relacionada con la gastronomía que sabéis que me gusta particularmente, y que hace que se me ericen las orejitas). Me trajeron del viaje un juguetito que agarré en el acto (aunque no hubiera estado mal que fuera comestible, como el queso que le trajeron a V., y los pasiegos para A.)


Todos andan aquí locos, por otra parte, con el pequeño O. junior, y no ganan para pañuelos con la baba que se les cae, con el peque, y todos se alborozan cuando gruñe o hace ruiditos con la garganta (parece mentira que sean adultos), y se preocupan mucho cuando llora (tendré que aprender alguna de sus tácticas para que me hagan más caso, aunque con una carita como la suya entiendo que sea difícil resistirse)


Tengo una nueva seguidora, Kippy, Benvinda, amiga! Guau.