sábado, 8 de mayo de 2010

CRÓNICAS VETERINARIAS (III)






Ayer me llevó nuevamente JM a la clínica veterinaria. Intentaron darme coba antes JM y V., pero algo me estaba oliendo. Estábamos todos en casa de V., ellos en el sofá, y yo bajo la mesa, y empezaron a llamarme con un tonillo medio de guasa, medio de orden. Me acerqué pero ví que no estaban en la posición normal que se adopta en el sofá, es decir, repantingados, sino sentados los dos en el borde, como el que está a punto de irse. Me paré en seco, y me los quedé mirando. V. mascullaba: "¡Qué sabe esta perra!"; ésta fue entonces a buscar un trozo de salchilla, que sabe que me pierden, y me acerqué, tonta de mí, al sofa, donde, tras comerme la golosina, me agarró con suavidad JM. En menos que ladra un galgo, me encontré nuevamente metida en un taxi. Ésta vez hubo menos suerte con los taxistas, pues éste que nos llevó parecía mudo, ¡y ni siquiera me echó una ojeada! A lo mejor es que está sólo acostumbrado a llevar a los caniches de Paris Hilton, y a mí me veía poca cosa... Quizás contribuía a su mutismo una bebida que llevaba junto al asiento y que se llamaba "Cruzcampo". Sea como sea, llegamos a la clínica veterinaria, yo, temblando por el camino (con los nervios le dejé un par de gotitas en los pantalones a JM, espero que no se diera cuenta); pero al llegar allí tuve una gratísima sorpresa: Salía en ese momento con su perrito blanco (que es como una mitad de mí) ¡la señora que estaba llorando desconsoladamente la última vez que estuve! ¡Qué alegría!¡Parece que han servido las oraciones de JM!
Apenas había gente en la consulta, y entramos rápidamente. La veterinaria me examinó, dijo que estaba mucho mejor, y me pesó: 4 Kgs. y medio, que es, según ella, un peso ideal. Luego dijo que poniéndome regularmente las pipetas antiparasitarias todo iría bien, eso, y que me dieran un beso de buenas noches de su parte. Eso me hubiera alegrado más, si no lo hubiera dicho con la jeringuilla en la mano... Gemí un poco "preventivamente", pero no quería enfadar a JM, así que me callé...
A la vuelta pillamos otro taxista antipático, que dijo a JM nada más entrar: "Yo conque no ponga al perro encima de los asientos, va bien". JM le respondió que siempre me llevaba sobre sus rodillas. Así que al salir del taxi, le ladré un par de veces, por "malaje". Guau.

2 comentarios:

  1. Quequi me alegro un montón que ya estes bien, y que la Akita Inu se haya recuperado. No te traumatices..., que hay taxistas de todas las clases.
    Oye te haré una confidencia, un conocido me regala un perrito (parecido a ti)(cuando nazca), tengo dudas porque ahora que te conozco y eres tan inteligente...!, lo mismo llevo una sorpresa a ver que no todos los perritos saben informática y demás....

    Besitos...

    ResponderEliminar
  2. Me alegra mucho, Campoazul, que vayas a tener un perrito, y, quién sabe, igual en vez de informática, te sorprende con otras virtudes, como el cariño incondicional... Ya me contarás.
    Besitos.

    ResponderEliminar