domingo, 18 de septiembre de 2011

UNA VISITA NO DESEADA








Estaba intentando retrasarlo, pero ya no ha sido posible. Ya hacía unas semanas que sentía picores, y me dolía también el oído, pero he estado disimulando cuanto pude. JM me había visto algunas manchitas, y la peluquera a la que me lleva para lavarme me descubrió una otitis en el oído izquierdo. Así, que a la veterinaria me ha tocado ir.

JM y V. me metieron en un taxi como de costumbre,y allí me dió un ataque de ansiedad, gimiendo como una descosida. Demasiado bien sabía lo que me esperaba. La veterinaria, que se llama L. igual que L., dijo que yo le caía muy bien. "Entonces para qué me pones esas inyecciones de caballo"- me gustaría haberle dicho. En fin, que me han mandado más medicinas que a un jubilado, y estoy en tratamiento. Pero no hay mal que por bien no venga, y estos días me han dado a probar unas cosas muy ricas, como pollo auténtico de campo. Ya os lo iré contando poco a poco, para no dar envidia. Guau.

4 comentarios:

  1. Hola Quequita, espero que ya te encuentres mejor y no te hayas tenido que medicar hasta las cejas. Mis mejores deseos y caricias en las orejitas.

    Besitos.

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  2. Yo tampoco paro de gemir, Quequi. Parece que me están matando. Ya te contaré lo mio, que tiene tela también.

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  3. Ay,querida Campoazul, la procesión va por dentro, y además con una circunstancia añadida que me da un poco de vergüenza contar.
    Besitos.

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  4. Amiga Nora, me preocupa lo que me cuentas. Parece que las perritas blogueras estamos en horas bajas ¿tendremos que pasarnos a twitter?
    Besitos, y que te mejores.

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