domingo, 15 de enero de 2012

LAVAR Y MARCAR













Estuve, como ya os dije, en la comida del día de Reyes (que me ha traído otras sorpresas que os contaré más adelante), pero con la condición de asearme, y llevarme a la peluquería. Y he aquí que JM recorrió la escasa distancia que nos separa de la tienda de mi "amiga", que no es que me trate mal, pero a la que preferiría ver por Facebook, Sky (o como se diga), video-conferencia, o de visita los domingos. La verdad es que esta vez iba bastante "greñúa", y me colocó en ese aparato que recuerda sospechosamente a una horca para perras hippies como yo. Al final del proceso, acabé con dos moñitos un poco tirantes, que me obligaban más bien a echar la cabeza para atrás. Todo sea por estar guapa... ¡qué esclavitud ésta! Si yo fuera perro seguro que no me darían tanto la tabarra... y todo para qué, para estar debajo de la mesa pendiente de lo que cayera o me echaran algún corazón enternecido, "toma Quequi, que es Reyes". En fin, no sigo, que me da sentimiento el recordarlo. Guau.



2 comentarios:

  1. Hola Quequita, tienes toda la razón de sentirte agobiada por tantos adornitos en tu pelo y pocas cositas ricas en tu barriga, que si yo fuera una perrita no me dejaría hacer nada de eso, ¡que rollo! con lo guapa que eres no necesitas adornos.

    Besitos.

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  2. Querida amiga, ¡qué razón tienes! me entiendes muy bien. Menos mal que en cuanto puedo me jalo de los dichosos moños.
    Besitos.

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