Este tartare se pidió JM como si tal cosa en el restaurant LE J'GO de Toulouse. Resultó que el propietario, un señor regordete y simpático de Santander, oyó hablar en español y se acercó a la mesa. Al saber que JM era de Cádiz, dijo que le gustaba mucho un restaurante de aquí, El Garbanzo Negro, que seguía el blog "Cosas de comer", y que le traían de Cádiz la harina para hacer las tortillitas de camarones, cuya mercado central le gustaba mucho, aunque -y en eso coincidía con JM- hay que tener mucho cuidado a quien se le compra. Le explicó que las patatas del tartare estaban preparadas con grasa de pato, lo que les daba ese color y ese gusto tan rico.
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