La noche de Reyes, éstos visitaron (como por doquiera) la casa de las sobrinas de L. Éstas habían instigado a sus padres (con buen tino) para que les dejaran un refrigerio a sus Majestades y a sus camellos en esa ardua velada, esto es, tres vasos de leche con galletas y tres pepinos a falta de cáctus que es lo que se dice que comen los camellos. La mañana siguiente, pues, junto a los regalos encontraron los vasos vacíos, las galletas reducitas a mijitas, y los pepinos mordisqueados (espero que no se les hayan repetido). Guau.
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