La pequeña Maia entró en la cafetería veneciana precediendo a su ama, empleada del local. Venía mojada de la intensa lluvia que caía, y con su graciosa pañoleta verde se pegó a JM para que le diera calor, muy pendiente al mismo tiempo de su dueña, ¡qué humedad, querida amiga! Guau.
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