No todo el mundo, por lo que parece, está pasando un verano tan amodorrado como el mío, de siestecita en el sofá o en el fresquito suelo a la sombra del ventilador; es éste el caso de O. chico, que se levanta todos los días a las 7 de la mañana dando ya guerra; los padres lo meten en la cama a ver si se duerme con ellos, pero, ¡qué va! éste le pone las manos en la cara al padre, para que espabile, y juegue con él (igualito que yo, que cuando JM se echa en el sofá o en la cama, procuro acurrucarme a sus pies, si me deja, y me solidarizo con su necesidad de descanso); si tiene tanta energía con un año y medio, ¡qué no hará en unos meses! Venturosa paternidad. Mientras pienso en esto voy a echar otra cabezadita. Guau.
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