He estado buscando información sobre la gastronomía santanderina, y he estado salivando todo el rato. JM y L comieron los típicos bocartes (boquerones), en este caso al pil-pil, de allí en un restaurante llamado Asuvio,
donde vieron también montañas de los famosos "pinchos", que degustarían más tarde.
No contentos con eso, fueron a un restaurante llamado El Machi, donde comieron un rape exquisito con patatas al horno
junto con un paté de cabracho, del que L, que se da muy buena mano con este paté, dijo que era el mejor que había probado nunca, pues en otros lugares se abusa de la nata.
También comieron un arroz con carabineros que casi hizo levitar a JM,
aunque la cuenta parece que le hizo volver al suelo.
Visitaron muchos lugares por lo visto, pero no se fueron de Santander sin ir a probar los famosos pinchos de un antro de perdición llamado Casa Lita
Sobran los comentarios, aunque a mí también me hubiera gustado probar ese pollo al curry. Dice JM que, con la crisis, parece que no podrán tomarse más vacaciones en mucho tiempo, pero como despedida no está nada mal, ¡digo yo! Tampoco me puedo quejar, pues a veces me dan pollito, pero estas imágenes me dejan turulata. Guau.
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