Currito el canario que vino a casa por Reyes hace tiempo que no canta. Está triste, y sólo pía. Ya no sabe L. qué hacer para que emita sus trinos. Aquí me veis intentando sacarle algo, aunque no sé si es peor el remedio que la enfermedad, pues con mis ladridos sólo parece sobresaltarse, e incluso, cuando me cabreo y no me ve L., le doy un cabezazo a la jaula. Soy un poco bruta. Ahora con el buen tiempo, lo sacan al hueco de la ventana, y se anima a piar un poquito. Sin duda, no debe de ser lo mejor del mundo vivir en una jaula, por muy bien que se cante. Cosas de los humanos, y de sus reglas y normas, que ponen a veces la estética por delante de la ética... bueno, bueno, acabaré de filósofa uno de estos días. Guau.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola Quequi, la verdad que dan penita los pobres pájaros, metidos en unas jaulas tan pequeñas... tiene que ser agobiante. ¡¡Si que somos raros los humanos!! Los más raros del planeta.
ResponderEliminarBesitos.
Sí que sois raros, querida Campoazul; pero tú eres distinta en cierto modo puesto que lo reconoces. Para colmo de males, Currito se ha acatarrado un poco con las corrientes en la ventana.
ResponderEliminarBesitos.