¡Qué temprano es , JM!, son las 7 de la mañana de domingo, y, ¡ya te despiertas!, y, ¿para qué?, para enfrascarte otra vez con tus exámenes y cuadernos. ¿A qué tanto trabajo, si te pagan menos? Déjame más tiempo bajo la manta, no me digas si quiero desayunar; hazlo tú solo, que yo estoy muy calentita aquí, y no me quiero levantar todavía. Son ahora las diez y media, y L. todavía no se ha despertado (anoche creo que estuvo estudiando: otra que tal baila), y no esperes que yo sea menos. Dices además que la semana que viene estarás mañana y tarde en el instituto, por las sesiones de evaluación; entonces, ¿cuándo piensas sacarme a dar el paseíto?, ¡qué paciencia tengo contigo!, en fin, ¡que te sea leve! Guau.
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Yo tampoco entiendo por qué tienen que levantarse tan temprano. Estos humanos cada día son más raros. Están deseando que llegue el fin de semana ... ¿para madrugar?. En fin ...
ResponderEliminarGuau ... guau ... Besitos, Quequi.
Ya he visto en tu blog, amigo Byron, que tú también sufres de esta extraña manía. En fin, hay que dejarlos por imposibles, ¡con lo bien que se está en la camita!
ResponderEliminarBesitos.
Ya lo sé Quequi que no llevo una buena racha y no creas que la menda está un poco preocupada. Me han quitado muchas cosas que me daban pero estoy mejor. Gracias.
ResponderEliminarLo dicho, Nora, cuidate mucho, que tenemos que seguir leyéndonos.
ResponderEliminarBesitos.
Hola Quequita ¡¡pues si que tienes que tener paciencia con JM! Es una pena que tu estés al su y yo al norte, porque en momentos así que no sabes que va a ser de tu paseíto te sacaría yo... ¡seria estupendo!
ResponderEliminarQue te den cositas ricas en estas fiestas Quequita, que seas feliz.
Besitos.
Muchísimas gracias, amiga Campoazul, por tus buenos deseos (sobre todo en lo tocante a la comida), que me han llegado al corazón.
ResponderEliminarBesitos, y mucha felicidad también para ti, querida amiga.