JM tiene muy buenos amigos en Bilbao, y va allí con cierta frecuencia. Una de las veces se trajo a la vuelta fotos, y le decía a L. que al edificio que se ve en una de ellas lo llaman los bilbaínos "la caseta del perro". Por más que la miraba yo, había dos cosas en la foto que no acababa de entender. La primera era el perro, un perro gigantesco, como si Gargantúa fuera vasco-francés, y se hubiera mudado cabe la ría; aparte de eso, su pelaje y peinado no le favorece nada, la verdad, y parece que estuviera sarnoso, lo que en un perro tan desmedido resulta doblemente feo. Lo del tamaño del perro lo pude aceptar porque JM decía que en Bilbao tienen fama de hacerlo todo a lo grande, y además la caseta está en pleno centro de Bilbao, como se dice en los chistes que los amigos bilbaínos de JM le contaban. Así que, vale (sólamente compadezco a los gatos).
La segunda cosa que me chocaba era eso mismo, la caseta. Es un poco rara como caseta ¿no? ¿dónde está la entrada por ejemplo?¿No resultará fría en invierno con ese aspecto de hojalata? No tengo mucha experiencia en el tema, pues nunca he tenido nada parecido, sólo una especie de nido cuando era pequeñita. Me dan mucha pena esos congéneres que viven en casetas y atados con una cadena como ha visto en sus viajes JM: es como un humano que estuviera en Alcatraz, o incluso peor. Otro humano, conocido de JM, al tener niños, dejó al perro fuera de la casa dentro de una caseta; daba pena oírlo aullar al pobrecillo...
aunque te da que pensar si, pasado el tiempo, no lo hacen tanto por los niños como para que no les llene de pelos su chalet nuevecito... En fin, como nada de esto me convencía, me puse a trastear en Internet, y descubrí que la caseta es en realidad ¡un importante museo de arte contemporáneo llamado Guggenheim! (bueno ya sé una palabra en vascuence), y que el perro es de pega... ¿os lo habríais imaginado? Admitiendo todo esto, persiste en mí una duda, ¿para qué ponen un perro de mentira delante de un museo tan guay? Pero pedirle sentido a las acciones de los humanos es mucho pedir incluso para mí... Guau.
Hola Quequi, estoy indignada con esa especie de humanos que sacan al perro al tener niños, ¿es que no saben los muy burros que os lleváis muy bien con los niños? ¿De verdad son humanos, no serán algún experimento que haya salido mal? Aparte del cabreo que pillé, el museo Guggenheim es precioso, y llevas razón el perro ese de mentira no le queda nada bien, pero también hay que reconocer que buscar un perro de esas dimensiones no puede ser nada fácil, (ya sabes en Bilbao todo ha de ser grande)... :)
ResponderEliminarBesitos.
Amiga Campoazul, si los perros son grandes quizás se deba apartarlos de los niños cuando son muy pequeños por si se ponen celosos, pero cuando son un poco mayorcitos, no veo sentido a hacerlo así, pues somos una gran compañía para ellos como tú dices. Besitos.
ResponderEliminarQuequi, tú tienes que saber más que yo en estas cuestiones, pero de verdad que los perros adoráis a todos los niños sin importar el tamaño o edad, los sé (aparte de la experiencia propia), porque en mi entorno siempre hubo perros y niños juntos, y siempre la armonía estuvo presente. ¡Ay casos extremos y contados que no es así!, pero al igual que las personas los perros también tenéis derecho a que vuestra cabeza no rija bien, que detectado a tiempo no deja de ser enfermedad o rarezas lo mismo que los humanos.
ResponderEliminarOye, perdona por el royo que te solté..., pero es que yo adoro tanto a los niños como a los animales... (Soy así de rarita).
Muchos besitos.
Me gustan mucho tus palabras, Campoazul, creo que serías una buena ama.
ResponderEliminarBesitos.