Esta tarde estaba a la hora de la comida con mi amo JM, y su hermano pequeño O. (31 años), en casa de V., su madre. Siempre me coloco debajo de la mesa para ver lo que cae, o lo que me echa JM (soy una perra, qué queréis). O. es diseñador gráfico en un importante diario local y estaban viendo en la televisión el lanzamiento del i-pad. O. estaba entusiasmado, y decía que en el futuro las pantallas serían una lámina con teclado táctil con los dispositivos en el reloj de pulsera (Uy, ahí viene una patatita frita). JM no está realmente interesado por la tecnología pero admira a O. y le gusta escucharlo. O. decía que el libro de papel acabaría convirtiéndose en un artículo de lujo. JM se puso nostálgico y le recordó el primer ordenador que tuvieron en casa, un Amstrad 2086, un armatoste de tan sólo 640K de memoria, y que un día el pequeño O. se enfadó mucho porque trajo un juego, outrun, para el que el ordenador no tenía bastante memoria (Vaya, un trozo de filete de pez de espada ¡qué bueno es JM!). Dijeron más cosas pero la verdad es que estaba más atenta a ver si me caía algo más al gañote. Con el tiempo me he vuelto una perra sibarita, como os contaré en otra ocasión. Finalmente, tomaron café, aunque eso no me dejaron catarlo. Guau.
jueves, 28 de enero de 2010
NUEVAS Y VIEJAS TECNOLOGÍAS
Esta tarde estaba a la hora de la comida con mi amo JM, y su hermano pequeño O. (31 años), en casa de V., su madre. Siempre me coloco debajo de la mesa para ver lo que cae, o lo que me echa JM (soy una perra, qué queréis). O. es diseñador gráfico en un importante diario local y estaban viendo en la televisión el lanzamiento del i-pad. O. estaba entusiasmado, y decía que en el futuro las pantallas serían una lámina con teclado táctil con los dispositivos en el reloj de pulsera (Uy, ahí viene una patatita frita). JM no está realmente interesado por la tecnología pero admira a O. y le gusta escucharlo. O. decía que el libro de papel acabaría convirtiéndose en un artículo de lujo. JM se puso nostálgico y le recordó el primer ordenador que tuvieron en casa, un Amstrad 2086, un armatoste de tan sólo 640K de memoria, y que un día el pequeño O. se enfadó mucho porque trajo un juego, outrun, para el que el ordenador no tenía bastante memoria (Vaya, un trozo de filete de pez de espada ¡qué bueno es JM!). Dijeron más cosas pero la verdad es que estaba más atenta a ver si me caía algo más al gañote. Con el tiempo me he vuelto una perra sibarita, como os contaré en otra ocasión. Finalmente, tomaron café, aunque eso no me dejaron catarlo. Guau.
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