domingo, 25 de enero de 2015

CUANDO UN AMIGO SE VA...







Querido Edmundo:

Llegaste un día a casa envuelto en pañales como regalo de bodas para L. Desde el primer día te quise por tu perfume embriagador. Cuando te desnudaron y te pusieron en el aparato ese que te mantenia sujeto admiré tus formas y tu aspecto apetitoso, y cuando JM empezó a darte sus torpes cuchilladas yo siempre estaba debajo esperando los descartes y los cachitos que, o bien a JM se le caían, o bien me tiraba cuando L. no miraba.
Al terminar de hacerte un destrozo, te subía a un altillo -un Himalaya para mí- y yo, estirando el cuello, seguía tu ascenso aspirando los últimos rastros de tu aroma.
Ahora que, magro y casi en los huesos, se precipita tu fin, te escribo esto, querido amigo, para decirte que yo, al menos, nunca te olvidaré

Tuya

por siempre

Quequi.

P.S.: Guau.

domingo, 11 de enero de 2015

LA PRUEBA IRREFUTABLE DE LA EXISTENCIA DE LOS REYES MAGOS


La noche de Reyes, éstos visitaron (como por doquiera) la casa de las sobrinas de L. Éstas habían instigado a sus padres (con buen tino) para que les dejaran un refrigerio a sus Majestades y a sus camellos en esa ardua velada, esto es, tres vasos de leche con galletas y tres pepinos a falta de cáctus que es lo que se dice que comen los camellos. La mañana siguiente, pues, junto a los regalos encontraron los vasos vacíos, las galletas reducitas a mijitas, y los pepinos mordisqueados (espero que no se les hayan repetido). Guau.