jueves, 29 de noviembre de 2012

CUMPLEAÑOS


Hoy cumplo nueve años, ¡quién lo diría!, pero he llegado hasta aquí, y sigo dispuesta, como siempre, a batir marcas mundiales de siesta, y a zamparme todo lo que pille. Ésta es una ocasión tan buena como otra cualquiera para reunir a la familia, a mi familia, pues así considero a este grupo de humanos, con quienes comparto mi vida. La crisis ha llegado a todas las familias, que comienzan a sufrir estrecheces, pero con esperanza y tesón espero que los problemas se superen, y continuar estando aquí mucho tiempo para seguir alegrando su existencia (¡ah, y a ver qué regalitos me traen!). Guau.


domingo, 18 de noviembre de 2012

SAN JUAN ENTRE PUCHEROS


"Dios está también entre los pucheros", dijo la santa de Ávila, y no debía andarle muy lejos san Juan de la Cruz por lo que voy a contar. A., la amiga de JM y L. que vive en la ciudad castellana, los llevó a Fontiveros, el pueblo natal del santo, místico y poeta. Después de ver monumentos y lugares, acabaron en un mesón homónimo del santo donde les sirvieron un llamado cocido sanjuaniego. Primero, les sirvieron el caldo,


que no presagiaba lo que iba a venir después: un plato de dimensiones catedralicias, que, probablemente, no cataba san Juan de Yepes, que era un hombre pequeño y menudo, pero al que quizás no hubiera hecho ascos santo Tomás de Aquino.


Ante la magnitud del condumio, alguna de las comensales levantó bandera blanca a la mitad del plato. JM, por no quedar mal, no chistó y se comió hasta el último grano (¡gran esfuerzo a fe mía!¡vaya si es mirado JM! -aunque yo habría hecho lo mismo que él, con esa pinta de plato-), aunque luego prometió hacerse una media maratón por Ávila para quemar todas estas ricas calorías. A. se llevó a casa la parte que no se había comido, y mi sorpresa ha sido mayúscula al saber... ¡que se lo zampó mi amiga Olimpia! No me extraña, Oli, que pongas esa cara, cuando ves el cuenco.


¡Ay, si la envidia fuera tiña, qué mal me vería yo! Guau.

domingo, 11 de noviembre de 2012

UNA PERRA LLAMADA MIÉRCOLES


JM y L. estuvieron este puente en un lugar llamado Ávila, donde vive ahora su amiga A. (y mía también pues es seguidora de mi blog) tras casarse. A Ávila se fue, pues, cómo no, con su perra Olimpia. El cambio para Olimpia ha sido importante, pues ahora no vive en un piso en Madrid, sino en un bonito chalet en un entorno campestre en el que puede refocilarse a sus anchas, aunque imagino que habrá notado también el intenso frío que puede hacer en la elevada zona donde se alza la ciudad. Seguro que se consuela en el jardincito de la casa, donde escarba y escarba, desbaratando los bulbos que planta G., el marido de A., hasta haberse despellejado el hocico. Debe, asimismo, acostumbrarse a compartir sus dominios con otro animal doméstico, una pequeña gata que vaga furtivamente por la casa, y a la que Olimpia observa, tumbada en el suelo cuan larga es, con el rabillo del ojo. Pero, sin duda, uno de los cambios más importantes ha sido el onomástico, pues G. (al lado del cual Job parecería un histérico), la llama miércoles, pues siempre está en medio; efectivamente, se la encuentra apostada en mitad de la cocina, relativamente indiferente a las idas y venidas de los habitantes de la casa. Con tus doce años, querida Olimpia, eres la abuelita de la casa, espero que te sigan cuidando tan bien y que tengas aún una larga vida. Guau.